miércoles, 16 de abril de 2008

Libertad para criticar ideas y creencias

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Ya empezamos con la tontería de que hay que respetar las creencias. Me fastidia esa tiranía y autocensura escondida bajo la bondad, la corrección política y la apariencia de tolerancia. No, hombre: las creencias están para pulverizarlas, machacarlas, triturarlas y hacer cualquier cosa con ellas, porque las creencias no sufren, son ideas que, gracias al debate y a que existen personas que se atreven a no respetarlas, van mutando y algunas felizmente desapareciendo como el racismo o el machismo. Lo civilizado es apechugar con el maltrato a nuestras creencias y responder desde la razón y hasta desde el insulto pero no desde la violencia. Son los que responden con la violencia los que tienen el problema, y no los que atacan con la dialéctica. Como dijo Freud: “El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización”. Mientras los violentos no entiendan esto vamos mal (o mejor dicho: vamos igual que siempre), pero desde luego que esa corrección política de no hablar mal de ninguna creencia no hace más que justificar el uso de la violencia cuando las creencias se ven atacadas y solo genera un mundo de silencio y de miedo.